miércoles, 14 de abril de 2010

Demasiado especial =)

Mi nonna tiene miedo

Hoy mi nonna tiene miedo.
Me recibió sonriente y diciéndome lindas cosas como siempre; al poco rato de mirarme y acariciarme el pelo, le cae una lágrima y cierra los ojos, esos ojitos que siempre recuerdo; cuando era niña siempre quedaba impresionada con los ojos de mi nonna, cuando ella reía sus ojos se quedaban pegados por un buen rato y tardaban en despegarse después de la risa.
Pero hoy no están pegados de risa, están cerrados para que no se le sigan escapando las lágrimas. "Tengo miedo" me dice.
Tiene miedo porque hace mucho que no tenía fiebre. Trato de hacerla reír y desviarme un poquito del tema, pero no, me empieza a contar sobre lo que le pasó ayer, botar sangre por la boca no es algo que sea muy bueno que digamos, menos en una persona de noventa y dos años, con la cadera rota y una herida profunda en la boca que se teme sea cáncer, pero ella no sabe nada.
Mi nonna es espectacular, no la veo muy seguido, nunca nos acostumbraron a eso, ir a visitar a los nonnos, pero siempre de vez en cuando hablar con ella o ir a verla cuando vienen mis hermanos de afuera me hace muy bien, a veces pienso que es invencible, sé que no es así, sé que está mal no ir a verla, sé que ya está viejita pero nunca encuentro el momento indicado.
Hoy fue el día de ir a visitarla, porque a pesar de lo mal que se siente y lo asustada que está, verme le sirvió de mucho, hice que ría y no saben para mí lo importante que es eso.
Hacemos una pausa en nuestra interesante conversación y me voy hacia un lado. Ha entrado la enfermera con agua destilada y apósitos para bajarle la fiebre, oigo su voz tierna contándole a la señorita que yo soy su nieta menor y que soy actriz, porque para ella lo soy.
No existe ser más bueno que ella a pesar de haber pasado por tantas cosas feas, maltrato, abandono, la pérdida de su hijita menor.
Justo de eso me empieza a hablar cuando se va la enfermera, qué memoria la de mi nonna, es increíble, se acuerda de todo y hoy se acordó de cuando perdió a Jennicita, la hermana menor de mi mami, la menor de nueve hermanos, hasta hoy sufre por esa pérdida a pesar de que eso fue hace más de sesenta años.
Estamos en la clínica, en un cuarto grande, con ella en una cama, gordita como siempre, he sacado sus piernas y su "poto", se ríe mucho cuando se lo hago saber.
Volveré mañana, le dije, pero no regresé, ahora está en su casa mucho mejor, ¡Qué mujer!
Quiero ir a verla y que me haga cariño en la cabeza, ver lo pretenciosa que es y que me diga como siempre la frase que oigo de muchos, pero de ella la más sincera: "Qué bonita estás hijita"

lunes, 5 de abril de 2010

El "Rey" de las copias

Hoy quince de marzo fui donde Freddy a comprar un libro y dentro del apuro le comenté que haría un perfil sobre él. Sonrió y de espaldas a mí, en busca de mi vuelto, S/. 16.50, me dijo, o quizá lo dijo al aire: -“¿Sobre mi vida? ¡Jaja!, sobre mi vida mundana”-

No es fácil hablar de Freddy, muchos lo conocen, casi, por no decir siempre, lo nombran, los profesores dejan libros y separatas en su centro de fotocopiado, y los alumnos lo tienen como el preferido.

He ido más de siete veces a verlo, y no miento si digo que las siete veces ha sido casi imposible comunicarme con él.

Esta semana se le hace imposible atenderme: -“Esta semana no, en estos tiempos viene mucha gente, mejor la próxima…” – Yo me pregunto, cuándo no hay gente en donde Freddy. Me dice que esta semana no porque recién ha empezado la universidad y hay demasiados libros por fotocopiar, y él al igual que los alumnos va a estar muy atareado.

Siempre está tras el módulo, con sus rulos alborotados y su mirada casi desorbitada, preguntando desesperado cuántas copias están pidiendo y es increíble ver la precisión y rapidez con la que termina sus copias y anillados.
Tiene a tres chicas que le ayudan y se puede notar a veces su desesperación al ver que talvez alguna de ellas no trabaja a su ritmo.

Hace unos días pude observar una actitud nunca antes vista en él, fui de nuevo a sacar copias y de paso preguntarle sobre nuestra entrevista pendiente, fue raro ver a Freddy con una actitud de ese tipo, una de las chicas no encontraba las copias a sacar, -“¡Pero sí están, búscalas!”- Eso sonó algo militarizado, un grito seco y directo que fue capaz de entorpecer aun más la búsqueda de esa separata. Esta manera de expresarse contrariaba totalmente al Freddy de la sonrisa amplia y ojos desorbitados que describí al principio.

Decidí después de unos días conversar con las chicas que lo ayudan, tres simpáticas chicas que al yo decirles que les preguntaría cómo era Freddy, respondieron sin demorar: “¡Ahhh! Freddy nos explota, es un renegón”, siempre en tono de burla y mirándolo de reojo para ver qué dice, él tan solo las mira y ríe, sabe que entre broma y broma dicen la verdad pero en el fondo sabe que son fieles a él.

Se nota el cariño que le tienen, Freddy se molesta cuando tiene que molestarse pero es bien comprensivo, si tienen que hacer cosas él les da permiso.
-“A veces pierde los papeles y tira las cosas, pero después de cinco minutos se le pasa, y vuelve a la normalidad, con sus bromas y la paciencia de siempre, eso es solo cuando hay mucha, sobre todo en las horas punta, las doce y media, las cinco y veinte y las ocho y cuarenta, después es tranquilo”- dice una de ellas.

Hoy después de tres semanas puedo entrevistarlo, es una tarde soleada, Freddy en el lugar de siempre, le digo si ahora sí puede concederme la entrevista, y para no perder la costumbre y mirando la hora me dice: -“¡Uy! Ahorita viene gente”-, son las cinco y diez de la tarde, dentro de un rato llegan los chicos del turno tarde a hacer sus múltiples pedidos, pero hay tiempo, ahora sí hay tiempo y así empezamos una conversación corta pero entretenida.

Freddy se dedica a las copias hace catorce años, -“En esa época estaba chibolo, en el colegio todavía…”, su hermano le propuso trabajar con él, en este negocio que nadie podría haber presagiado el éxito que tendría después de tantos años.

Cuenta que él y su hermano mayor empezaron con una computadora y una fotocopiadora chica en un local pequeño cerca de la facultad de comunicaciones de la Universidad San Martín de Porres ubicada en la cuadra dieciséis de la avenida Brasil. Cuatro años después una señora les propuso mudarse a un local un poco más grande, ahí se iban notando los cambios y el progreso.

Para esos tiempos Freddy ya se iba haciendo conocido, ya tenía a sus fieles compradores, siempre le dejaban libros o separatas encargadas para fotocopiar y él siempre estaba presto a las necesidades de todos, ya conocía a más profesores y a más alumnos, alumnos que ahora son profesores y obvio a los alumnos nuevos.

Después de un tiempo algunos alumnos empezaron a correr el rumor de que la universidad, ese conjunto de casonas grandes, como él la describe, iba a trasladarse lejos, por Surquillo, y Freddy no les creía, -“La universidad era grandota, cada vez compraban más casas antiguas, para mí era increíble pensar que se mudarían, no les creí”-.

Después de dos años y él, incrédulo, de un momento a otro la universidad se mudó. Freddy no lo podía creer, tenían aún el negocio en la Av. Brasil. Fue hacia Surquillo y no encontraba ningún local disponible, todo estaba rodeado de tiendas de cerámicos, maderas y un terminal terrestre.

Pero eso no fue un impedimento para él, no le importó, se comunicó con los chicos de la universidad y se sentó en una esquina, allí esperaba a que lo busquen como siempre, tenía sus contactos para estar al tanto de todos los últimos pedidos de los profesores, entre separatas, libros, y sílabos.

Hoy Freddy está en un sótano frente a la universidad, fiel a ella y a sus clientes, con cinco computadoras totalmente equipadas, con todos los programas de edición y diseño que sus clientes requieren, también tiene tres impresoras a color y en blanco y negro, una de ellas es láser, tiene también cuatro fotocopiadoras su última adquisición, una fotocopiadora “Aticio 650” de última generación y tecnología de punta.

Rodeando sus máquinas, tiene un sin fin de papeles organizados en grandes estantes, libros fotocopiados y originales listos para ser utilizados, separatas, sobres manila, su anilladora y un sin fin de carteles pegados en las paredes.

Freddy está orgulloso de sí mismo, se nota en sus ojos en su tono de voz, en su alegría al relatar sus inicios y cómo está ahora.

Ya no trabaja con su hermano, cuando tuvo que mudarse del local de la Brasil, este le dijo que podía seguir con el negocio si es que quería y sí que lo hizo. No ha estudiado nada, pero es una persona de éxito que ha crecido solo, con su esfuerzo y poco a poco.

Le pregunto sobre la paciencia, dice que es fundamental, sobretodo en un negocio como este, si no hay paciencia no hay trabajo, está todo el día metido en su negocio, desde las siete y media de la mañana hasta las diez de la noche.

En todo este trayecto tiene sus horas punta y algunas horas de respiro. A veces, dice, se carga de mucha energía pero siempre sabe como liberarla, sabe como relajarse y poder mantener la calma, hay días que vienen chicos sin paciencia, todos te piden algo a la vez y ya sé cómo manejar la situación.

Las chicas ya lo conocen y poco a poco se van acoplando a su ritmo, -“Son aún jóvenes, tampoco las puedo atarear, a veces tienen que salir y las dejo hacerlo, sé lo pesado que es este trabajo y no puedo saturarlas”-.

Con todo su tiempo copado, supuse que sería imposible tener una esposa e hijos. Freddy tiene novia, Sandra, es una de las chicas que lo ayuda, ella lo acompaña hace ya más de cinco años, no tienen hijos, “Creo que sería imposible pensar en uno, este trabajo es muy matado”, lo importante es que tiene a alguien que lo conoce a la perfección y lo acompaña día a día.

En una hora Freddy saca mas o menos cincuenta soles, y eso que es una hora, con todo lo que saca al día, a la semana (de lunes a sábado), al año; vive muy bien, no le falta nada, está bien de salud, Sandra le da amor y ama a sus hermanos y a su familia y tiene un gran trabajo que va progresando día a día.

El trabajo no es fácil se sabe, pero no lo dejaría por nada, es su vida, es parte de él y en él seguirá.

martes, 16 de marzo de 2010

"Sonia"

Un bote de pescar en plena pista, las letras de un nombre en él, “Caracol”, no bastan para que nos demos cuenta que detrás de la puerta del frente, en la calle Agustín Lozano en Chorrillos, se encuentra semi-escondido un lugar mágico que es capaz de ofrecerte millones de delicias marinas. Lo raro es que no cuenta con ningún cartel que diga “Cevichería Sonia” ni nada por el estilo, los que lo conocen simplemente lo conocen.

El restaurante “Sonia” nació hace veintinueve años, junto al morro, es ahí donde el pescador Freddy conoce a Sonia, se casan y forman una familia que hoy en día todos sus miembros participan en este maravilloso lugar. Es por esta tradición, por esta entrega y amor que “Sonia” no ha perdido su escencia, sus sabores y siempre se mantiene igual.

Este lugar es muy conocido por casi todos los chorrillanos, también por muchos políticos, artistas, periodistas y empresarios. Lo sé porque en una de sus paredes están enmarcadas la infinidad de fotos que los dueños se han tomado con todos los artistas que van a consumir.
Gastón Acurio lo tiene como su cevichería favorita.

A penas entras hay una entrada especial para discapacitados y otra entrada normal, un amable caballero vestido con camisa blanca y pantalón negro te da la bienvenida. Si tienes suerte encontrarás una mesa libre.

El local es muy chico para la gran cantidad de personas que asisten a él, eso talvez obliga al comenzal a llegar un poco más temprano o a hacer una reservación vía telefónica o vía e-mail.

Las paredes son rústicas, de ladrillos con algunos bambúes que sirven de soporte para que Freddy escriba una de sus milenarias frases, bollas, plantas, anzuelos, cañas y redes de pescar decoran los espacios vacíos y también una parte del techo está cubierto por una red.

Las mesas están estratégicamente ubicadas, cubiertas con manteles sencillos color blanco y unos cuadritos hechos con delgadas líneas verdes, sillas de paja y madera, algunas un poco inestables.

Una vez elegida tu mesa, uno de los mozos (todos hombres), vestidos de manera similar, con jean, camisa colorida y mandil negro, está ya listo con un posillo con canchita y la carta en mano, antes que te detengas a abrirla, él te da a conocer lo que Freddy y Sonia te recomiendan hoy, te recalca que los pescados son frescos, recién pescados en la mañana por el mismo Freddy.

Cuando abres la carta llega la indecisión, son tantas las opciones y todo se oye tan bien y al observar las otras mesas todo se ve tan rico que cualquier plato será el ideal. Eso sí los precios no están al alcance de todos pero vale la pena el esfuerzo.

Para empezar una “Ronda fría”, es un piqueo tradicional, una fuente redonda con cinco divisiones, ceviche de conchas negras, choritos a la chorrillana, tiradito de lenguado, ceviche mixto y pulpo al olivo con galletitas; un manjar verdaderamente placentero.

De plato de fondo un “Maretazo de Freddy” es una buena opción, rigatoni con salsa de langostinos, calamar y cojinova en salsa roja. Para acompañar un poco de pan de cortesía y un buen chilcano de pisco.

La atención es A1, los mozos trabajan hace muchos años ahí, aparte de cuando en cuando Sonia y Freddy se escapan de la cocina para ver si sus comensales están a gusto con lo que han pedido, se quedan conversando y riendo, ofrecen una atención realmente personalizada.

“Sonia” abre de lunes a domingo desde las once de la mañana hasta las cinco y media de la tarde.
Los sábados y domingos hay un acompañamiento musical, música criolla en vivo, con un grupo de veteranos que tocan la buena y verdadera música criolla de antaño, esto hace el ambiente más cálido aún.

Cuando sales del lugar quedas realmente satisfecho, como ya lo mencioné, no es un local que tenga finos y lujosos acabados, pero el ambiente y la calidad de la atención y de la comida te hacen sentir orgullo por el Perú, por sus manjares y por sus luchadores.

Es un lugar digno de recomendar.

Dirección: Agustín Lozano 173 Chorrillos

Tecnología vs. Tradición

Es un poco difícil imaginar que algún día el periódico desaparecerá.

Recuerdo que no hace mucho miraba unos videos que tenía guardados en mi casa y con gran asombro observé que habían grabado un comercial de los años 80 en el cual se veía al “Betamax” como el gran descubrimiento del 2000, y es que en esas épocas el año 2000 se veía demasiado lejano para todos, en fin, el Betamax salió al mercado en los años setenta y fue reemplazado por el VHS años después.
Es así como la tecnología ha ido avanzando y cada vez nos sorprende más.

Hoy en día los medios de comunicación cuentan con tecnología de punta para poder desarrollar sus programas; desde cámaras, sistemas de audio, de edición, maquinarias, etc.

Epic 2015 nos muestra una manera de cómo podría ser el periodismo de acá a unos años, mucho más organizado, un trabajo realmente hecho en equipo, con equipos que superan las expectativas de cualquier periodista. Poder imaginar una transmisión casi perfecta y en el caso de la redacción poder hacerlo de una manera más fácil y rápida desde la comodidad de tu casa.

Hay una ventaja, esta es que los jóvenes, no en su totalidad, pero la mayoría están envueltos en la sociedad de la información y en el mundo de la tecnología, formar parte de las redes sociales es algo que está casi impuesto en un estudiante, puede encontrar toda la información que busca para un trabajo en Internet, puedes estar al tanto de las noticias mucho más rápido que mediante otro medio.

Twitter y Facebook están liderando la red, mediante estas dos redes se pueden hacer cosas que antes no se imaginaron, como poder colgar una foto de un gran incendio, recibir información sobre el tránsito, informar sobre algún evento, vender cosas y mucho más.

Es por eso que algunos periodistas se sienten hoy en día amenazados por la tremenda ola de “periodistas improvisados” que están apareciendo y es que para ser periodista ya no se necesita haber terminado una carrera en esa especialización, prácticamente solo basta que sepas manejar en mundo de las redes sociales y estar bien informado sobre el acontecer diario para poder informar a las personas y verter opiniones.

Al ver esta realidad no es locura decir que todos podemos llegar a ser capaces de informar de manera efectiva y con la facilidad que te da el Internet, al poder crear un blog propio para poder verter opiniones y que estas están abiertas a que más personas puedan leerlas y poder interactuar.

Con el periódico, por ejemplo, no se puede llegar a intercambiar ideas, ni mucho menos generar debates instantáneos, pero este medio sigue siendo el favorito de muchas personas, por ejemplo, la mayoría de taxistas siempre tienen la radio encendida y aparte un periódico para poder leer en los semáforos o en los ratos libres, en este caso los taxistas no tienen tiempo para sentarse en una computadora y poder informarse desde ahí.

Por otro lado, la pobreza, a existido desde siempre, la evolución tecnológica no ha hecho que esta desaparezca, por ende la pobreza seguirá existiendo en todo el mundo, quizá podrá disminuir, pero no erradicarse, no solo existen los pobres, también están las personas analfabetas, este es otro problema que viene desde hace mucho tiempo y hasta ahora no se arregla.

¿Es posible que un sector de la población del mundo se preocupe más por los avances tecnológicos y el desarrollo económico que por los avances como sociedad y humanidad?

Sí es posible, lo vivimos ahora, vuelvo a repetir gran parte de la población no sabe qué es el Internet y tal vez esto cambie con el tiempo pero hasta hoy (y pese a todo el desarrollo vivido) ellos están aislados, las personas sin recursos económicos, van a tener siempre más facilidad para conseguir un periódico o tal vez oír la radio, que conseguir una computadora, luz y una buena enseñanza para el manejo de Internet.

A pesar de esto la tecnología seguirá avanzando y es así que generación tras generación se irá traspasando la costumbre de conectarse siempre a Internet para poder comunicarse con amigos, familiares y demás personas, de igual manera existirán como existen desde estos últimos tiempos los nativos digitales a los que se les está enseñando de otra manera cómo estar informados.

Pero la practicidad del periódico, poder llevarlo a cualquier lado de manera tan simple, sin necesidad de comprarle un maletín para llevarlo, poder encontrarlo temprano en la mañana y caminar con él bajo el brazo o dentro de la mochila sin ocupar el mínimo espacio, poder prestárselo a alguien para que lo lea sin que se le gaste la batería, sin que se vaya la señal, sin riesgo a que te lo roben, esas son cosas que nunca cambiarán.

Y si las preferencias cambian, de acá a unos años seguirán existiendo los coleccionistas, que prefieren tener toda la colección de discos de sus artistas preferidos y a la vez tener la música en su ipod, pero tener todos los discos siempre va a ser mejor; al igual que los discos de Vinilo, al igual que los libros que perdurarán con el paso de los años, con cada publicación nueva y actualizaciones.

Y porqué no pensar que habrá algún tradicionalista que preferirá sentarse en un sillón con una buena taza de café y un periódico en la mano.

El trabajo dignifica

La llegada de personas de otros departamentos del país a la capital no solo es para visitar y tomar fotos, la gran mayoría viene aquí por necesidad y por encontrar algo mejor y eso llamado “mejor” es tal vez el trabajo informal.

Para explicarlo mejor definiré qué es informalidad. Lo informal son todas aquellas prácticas, sistemas y ordenamientos de estructuras locales, económicas y familiares que no funcionan dentro de la formalidad estructural de la ley, ni dentro de los procesos jurídicos y tampoco dentro de lo que debería ser el correcto proceso de un código de ética.

Existen prácticas informales que pueden ser consideradas anárquicas. Pero dentro de la informalidad económica, encontramos mercados informales amparados por la ley. En Las Malvinas, por ejemplo, algunos te dan recibos, por tu compra, otros vendedores te dan factura o boleta. Son informales, venden artículos robados, pero el sistema los acoge.Lo mismo ocurre con el transporte público que paga impuestos a través de la gasolina y al que se le impone multas justamente, dentro de lo informal pueden tener formas organizadas de comercio, como la piratería, que es tolerada y consumida por todos los niveles sociales. Se encuentran también casos como el del tráfico de información que es aprovechada por grandes empresas cuando necesitan comprar bases de datos. De esta manera se puede decir que en el Perú la informalidad es parte de lo formal.

Pero en el caso de los recicladores, recolectores de basura, botellas y ropavejeros es un modo de necesidad sin tener una forma organizada de comercio, tan solo venden para sobrevivir.Es cierto que con los distintos tratados el Perú va creciendo y está siendo cada vez más reconocido en el exterior, gracias a los grandes empresarios que apostaron por su país y a los extranjeros que vieron aquí algo realmente valioso.

Pero Lima y en general todo el Perú no es tan solo empresarios y ejecutivos, no solo son grandes chefs con grandes cadenas de restaurantes, ni exitosos empresarios con cadenas de tiendas esparcidas por el Perú y el mundo, el Perú no es solo eso, es gente con valor humano, gente que ve en un pedazo de plástico dinero para un gran desayuno.

Existen las personas que trabajan bajo presión o por su propia cuenta, con un trabajo estable y con algunas preocupaciones solucionables; personas con luz, agua e internet, que esperan todos los meses los papeles debajo de la puerta con grandes sumas a pagar; con tarjetas de crédito y ropa nueva todos los meses; con un televisor plasma y cable para ver más de doscientos canales; con ricas frazadas y miles de chompas para protegerse del frío.

Pero también existen aquellos que trabajan por necesidad, sin tener una carrera, con grandes preocupaciones que quizá tarden mucho en solucionarse, si es que se solucionan; personas que iluminan sus noches con velas, con un balde un poco sucio lleno de agua para dos días; personas que se alegran si al menos un día escuchan la radio en un micro, personas sin carro propio, pero con dos pies para caminar, o quizá una silla de ruedas para andar; ellos que esperan encontrar un papel tirado cerca a su casa para poder guardarlo y luego venderlo; gente que no tiene un techo en donde vivir, que no tienen un colchón donde dormir y que mucho menos tiene una riquísima frazada para taparse, y si tienen una es para compartirla entre todos los miembros de la familia.
Nosotros, a pesar que suene extraño, al sacar la bolsa de basura de nuestra casa, estamos abriendo las puertas a un nuevo reciclador. La basura deja de ser basura para transformarse quizá en una herramienta de trabajo, los cartones ya no son más cajas viejas que hay que botar, sino la materia prima que se pesa por kilos para poder conseguir aunque sea tres soles para el almuerzo, que no consta de una rica papa a la Huancaína, un arroz con pollo y postre, sino que pasa a ser tal vez una sopa con patitas de pollo, papa y un poco de fideos si alcanza.

Es increíble ver como seres humanos como nosotros vivan en condiciones no recomendables para un ser humano, entre la basura, en la calle, al costado de los rieles de un tren, con poca ropa si hay frío, con hambre si hay tanta comida para algunos.

Ver cómo día a día nos quejamos de nuestros “grandes” problemas, de nuestros “grandes” dolores, cuando hay gente que trabaja sin piernas, sin brazos y sin dar ni una sola queja.
Un paso para ellos no es el robo ni pedir una limosnita por el amor de Dios, un paso para ellos es ahorrar cinco soles para poder comprar tres kilos de papa y poder venderla sancochada en una esquina, un paso para ellos es ir a una avícola y comprar diez kilos de huevito de codorniz para poder venderlo con ajicito y rocoto y si no hay, para comprar un buen cajón, una zampoña, hasta un peine y una lata son una excelente herramienta para poder trabajar.

Es cierto que el peruano es una persona que nunca se rinde, el peruano lucha por crecer, por tener algo para comer, lucha por su familia, por sus ideales y por enmendar sus errores. Y recurrimos a la creatividad para poder alcanzar alguna meta.

¿En qué otro país se ve este “recurseo”? Yo creo que en ningún otro, el Perú es inigualable y por ende los peruanos también lo son.
Me parecía increíble andar por las calles con mi cámara nueva, dos mil soles en mano para poder captar a alguien que trabaje para ganar alguito y llevar comida a su casa. Pero por otra parte sentía algo extraño, era una mezcla de orgullo y nostalgia. Acercarme a pedirles si les podía tomar una foto tenía que estar acompañado de un sencillito, pero al mismo tiempo veía rostros tan tristes, apagados y a la misma vez ojos brillantes que resplandecían de esperanza.

Un “no señorita” y un leve alejamiento me demostraba quizá la intriga de saber para qué serían las fotos pero también la mal llamada vergüenza de otros.

Cuando llamé a Pedro, el ropavejero más conocido de Magdalena, le pedí para tomarle unas fotos, me daba roche decirle cuál era mi tema, no sabía qué términos emplear para decirle “Trabajadores en la calle”, pero bueno se lo dije y con una frescura y sencillez, después de explicarle mi tema y qué debía hacer, accedió rápidamente a mi pedido.

Pedro es un hombre de 46 años, que hace ya más de doce años trabaja como ropavejero en Magdalena. Fue a mi casa un lunes por la mañana, había empezado ya su recorrido, pero hizo un alto para ayudarme.Decidimos hacer el recorrido que siempre hace. De cuando en cuando yo aprovechaba en tomarle algunas fotos mientras que él me contaba cómo empezó en el mundo de la compra y venta de ropa y artículos en desuso. Me dijo que hace doce años por necesidad tuvo que empezar en este negocio, el vivía en ese entonces en la Victoria junto con algunos compañeros de colegio, él veía que sus compañeros tenían trabajos estables como talleres de mecánica y vidrierías y demás, y él ya tenía dos hijas y no tenía ningún trabajo estable, así que hablando con un amigo que se dedicaba a ser ropavejero se convenció que ese negocio sería el mejor para empezar y bueno sonaba fácil.Al principio, dice, era difícil y hasta le daba vergüenza salir a la calle a gritar “fierro, ropa, catre, boteeelllaaa”, tenía miedo de que algún compañero lo vea y se burle de él y lo denigre al verlo trabajar de esa manera.Después de un tiempo se mudó a Magdalena ya que ahí vivía su hermano que padece de retraso mental, sus padres fallecieron y Pedro era el único que podía cuidar a su hermano, a sus hijas y a su esposa.Poco a poco se le fue yendo el miedo, ya no le daba vergüenza que lo vieran ya que poco a poco iba consiguiendo a su clientela fija. Desde personas que le vendían cosas por necesidad, hasta ludópatas que vendían sus cosas para poder ir a jugar al casino. Un caso curioso fue el de la señorita Patty, me contó que en sus primeros años de trabajo una chica que había perdido a sus dos padres en un accidente lo llamó mientras él hacía su típico recorrido en bicicleta, ya que estaba y está prohibido llevar triciclo en Magdalena; lo llamó y le dijo que se lleve todo lo que había en su casa, él pensó que era una broma, que quizá lo estaba haciendo para ilusionarlo, al instante Pedro le dijo que no tenía dinero para poder pagar todas esas cosas lujosas, pero Patty le dijo que no importaba, ella no las quería vender, se las quería regalar, todo, todo lo de su casa, hasta el último mueble, pero sin poder creerlo pero entusiasmado llamó a un amigo que tenía un camión y fue así que hizo el mayor negocio de su vida y hasta hoy lo recuerda con entusiasmo.Sobre su familia no habla mucho, pero sí de su hija Clara, me dijo dulcemente y orgulloso: “Señorita, ¿sabía?, mi hija va a la universidad como usted”, a decir verdad me sorprendió (ahora no entiendo porqué) me sorprendió que le pague la universidad. “Ella está en Alas Peruanas, y yo le pago con mi esfuerzo la carrera”.Yo al ser alguien ajena a su vida sentí el orgullo que él siente. Es un hombre que mantiene a su familia comprando y vendiendo cosas, día a día de siete de la mañana a cinco de la tarde, sin parar, es un peruano que sale adelante sin necesidad de tener todo el dinero del mundo ni todas las comodidades que tienen muchos.Así como él hay miles de historias, personas enfermas y discapacitadas nos sorprenden en las calles tocando tres distintos instrumentos sin tener piernas o quizá sin tener una mano; personas ciegas que nos deleitan con sus lindas voces y sus grandes habilidades con los instrumentos musicales, asi como ellos miles que detrás esconden una linda historia o quizá una triste realidad.Es muy fácil para todos nosotros poder bañarnos, salir a divertirnos, quejarnos, y hasta reír. Es fácil pasar por las calles y ver a personas como Pedro luchar y no entender qué es lo que realmente está pasando. Me pregunto: ¿Tan normal se nos ha hecho a los peruanos ver a nuestros hermanos vivir en estas condiciones? Tan frívolos son nuestros corazones que podemos pasar al lado de un hombre rebuscando en la basura y primero pensar en que se debe caminar rápido porque te puede robar, a decir: ¿No tendrá frío? ¿Habrá comido? Hasta fijarnos en que no usa guantes y se puede cortar o dañar.Al parecer esto es un poco alejado de la realidad, las autoridades abusan de los comerciantes informales y de todos los recurseros, les quitan sus cosas y hasta los insultan de la manera más animal que uno se puede imaginar, y lo digo porque en muchos de los recorridos que hice para tomar mis fotos encontré esto, maldad y discriminación de peruanos a peruanos.Otro punto importantísimo son los niños. Esquina a esquina se puede observar cómo niños también rebuscan en la basura, comen desperdicios que bota la gente y hasta lo más increíble, se comen los piojitos de sus hermanitos o de otros niñitos por hambre, mientras que otros niños disfrutan de ricas cajitas felices. Estos niños se ven obligados a permanecer todo el día en la calle ya que sus padres trabajan allí y lo único que les queda es estar con ellos, no pueden quedarse solos en casa y lo mejor es estar con sus papás, en el frio o en el sol, esperando a que mamá o papá terminen su día con algo de dinero para llegar a casa y poder alimentarse.Vemos como madres al parecer de la serranía con sus polleras, gorros y con sus lindas mantas de colores cargan a sus bebés recién nacidos y los llevan ahí por horas sentadas en alguna vereda: ella, su bebé y un paquete de gomitas o caramelos.A la calle no le falta nada, toda clase de personas recurseando, el mundo de la fantasía con los robots de color plateado brillante que te hacen sentir miles de emociones; los clowns y payasos para hacernos reír de pasada en alguna calle del centro de lima o en algún rinconcito de la ciudad; y los infaltables malabaristas de todas las edades, haciendo peripecias con cualquier objeto curioso, esperando cada semáforo en rojo para poder hacer sus peripecias y así ganar unas moneditas.Nunca faltan los habladores, los “mete floro”, los que son capaces de venderte cualquier cosa al precio menos imaginado. Lapiceros, linternas, sogas para saltar, bolsas para hace el mercado, muñecos de madera, pingüinos hace hielo, set de cincuenta agujas a un sol y demás chucherías.A veces nos encontramos a aguerridos personajes disfrazados de simpáticos peluches gigantes, con sol o sin sol, así se mueran de calor se las ingenian para vender paletas, pop corn o simplemente repartir volantes por cuatro o cinco horas seguidas.Los infaltables sangucheros y sangucheras con sus variadas salsas para los sándwiches, sus ofertones como butifarra con un vaso de chocolate a dos soles. Sándwiches que tienen más lechuga que pollo, pero tan ricos como para quitar el hambre al paso.Fuera de las universidades se pueden encontrar gran cantidad de aretes a todos los precios en puestitos improvisados hechos de cartón y telas una forma más de expresar la creatividad de los peruanos.Un trabajo que no muchos saben de qué se trata es el de los botelleros, conversando con Bryan, un joven de diecisiete años pude enterarme un poco más de esta interesante forma de ganar dinero.Ellos buscan botellas en los basureros y bolsas de basura de la ciudad, las van juntando hasta tener cinco kilos de botellas, separan las que no están chancadas ni rotas para poder lavarlas y venderlas a fábricas clandestinas de gaseosas y jugos para poder rellenarlas y comercializar jugos bamba y las botellas dañadas las venden a fábricas que se dedican a hacer frazadas de fibra de plástico.Es interesante pero por otra parte no está bien demandar uno de estos casos sería lo adecuado pero también sería quitarle trabajo a un grupo de peruanos, entonces ¿Qué hacer? Si en el Perú hasta los loquitos trabajan recolectando desperdicios.¿Cómo hacer para poder ir erradicando poco a poco el índice de pobreza en nuestro país? Si una gran parte de nuestra población es pobre y se ven obligados a trabajar de una manera digna pero no permitida en la ciudad.Debería haber alguna ley que los ampare o que los ubique en zonas estratégicas para que puedan trabajar como hasta ahora lo hacen activamente pero que su trabajo esté regularizado y permitido por el municipio para colaborar al desarrollo de nuestro país. Que sigan vendiendo sus ricas papitas con huevo, su juguito de naranja, chanfainita y hasta el popular siete colores, eso no los hace menos, los hace grandes personas, grandes trabajadores, padres y madres de familia o tal vez jóvenes que solo buscan mantener a su familia y darles todo.Detrás de esa ropa quizá cochina, detrás de ese mandilito desgastado hay personas, hay peruanos luchando por salir adelante y amando a su país.No hay que darles la espalda, conviven con nosotros en nuestro día a día y nos satisfacen las ganas de un gustito y hasta de un apuro por un lapicero.

¿Qué nos falta a los peruanos?

A los que tienen una situación económica estable, les hace falta darse cuenta que la familia es el mayor tesoro que una persona puede tener, y que desprenderse de ella por un poco más de trabajo o un poco más de dinero no lleva a nada bueno. Hace falta valorar a las madres que se quedaron solas con uno, dos o tres hijos.
Nos falta valorar lo que tenemos, valorar nuestros logros y no quejarnos por cosas pequeñas o por dolores que pasan a ser insignificantes después de los dolores de otras personas.
Hay que agradecer todo lo que tenemos, todo lo que recibimos y todo lo que somos capaces de dar sin esperar recibir.
Al igual que Pedro y Bryan, salir adelante, trabajar y luchar juntos todos como hermanos, como país y como seres humanos.