miércoles, 14 de abril de 2010

Mi nonna tiene miedo

Hoy mi nonna tiene miedo.
Me recibió sonriente y diciéndome lindas cosas como siempre; al poco rato de mirarme y acariciarme el pelo, le cae una lágrima y cierra los ojos, esos ojitos que siempre recuerdo; cuando era niña siempre quedaba impresionada con los ojos de mi nonna, cuando ella reía sus ojos se quedaban pegados por un buen rato y tardaban en despegarse después de la risa.
Pero hoy no están pegados de risa, están cerrados para que no se le sigan escapando las lágrimas. "Tengo miedo" me dice.
Tiene miedo porque hace mucho que no tenía fiebre. Trato de hacerla reír y desviarme un poquito del tema, pero no, me empieza a contar sobre lo que le pasó ayer, botar sangre por la boca no es algo que sea muy bueno que digamos, menos en una persona de noventa y dos años, con la cadera rota y una herida profunda en la boca que se teme sea cáncer, pero ella no sabe nada.
Mi nonna es espectacular, no la veo muy seguido, nunca nos acostumbraron a eso, ir a visitar a los nonnos, pero siempre de vez en cuando hablar con ella o ir a verla cuando vienen mis hermanos de afuera me hace muy bien, a veces pienso que es invencible, sé que no es así, sé que está mal no ir a verla, sé que ya está viejita pero nunca encuentro el momento indicado.
Hoy fue el día de ir a visitarla, porque a pesar de lo mal que se siente y lo asustada que está, verme le sirvió de mucho, hice que ría y no saben para mí lo importante que es eso.
Hacemos una pausa en nuestra interesante conversación y me voy hacia un lado. Ha entrado la enfermera con agua destilada y apósitos para bajarle la fiebre, oigo su voz tierna contándole a la señorita que yo soy su nieta menor y que soy actriz, porque para ella lo soy.
No existe ser más bueno que ella a pesar de haber pasado por tantas cosas feas, maltrato, abandono, la pérdida de su hijita menor.
Justo de eso me empieza a hablar cuando se va la enfermera, qué memoria la de mi nonna, es increíble, se acuerda de todo y hoy se acordó de cuando perdió a Jennicita, la hermana menor de mi mami, la menor de nueve hermanos, hasta hoy sufre por esa pérdida a pesar de que eso fue hace más de sesenta años.
Estamos en la clínica, en un cuarto grande, con ella en una cama, gordita como siempre, he sacado sus piernas y su "poto", se ríe mucho cuando se lo hago saber.
Volveré mañana, le dije, pero no regresé, ahora está en su casa mucho mejor, ¡Qué mujer!
Quiero ir a verla y que me haga cariño en la cabeza, ver lo pretenciosa que es y que me diga como siempre la frase que oigo de muchos, pero de ella la más sincera: "Qué bonita estás hijita"

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